lunes, 14 de junio de 2010

CONGRESO ARGENTINO DE CULTURA - ENTREVISTA


“La cultura es fuente de recursos económicos”

El cineasta Octavio Getino afirmó que la inversión en educación permite construir identidades para el desarrollo de las comunidades. La relación entre la cultura y la economía. La diferencia entre Buenos Aires y el interior. San Luis.

CINEASTA Y FUNCIONARIO. Getino propone la inversión en temas culturales para fomentar el desarrollo. LA GACETA , Tucumán, 13 octubre 2008.

“La cultura, fuente de recursos económicos”
“Si no se invierte en rubros básicos, en lo que tiene que ver con educación y con cultura, es muy difícil construir imágenes propias, locales. Y sin ellas no hay identidades propias, y sin identidades es muy difícil que se pueda conseguir el desarrollo, individual y colectivo”, afirma Octavio Getino en un anticipo de lo que será uno de los ejes de trabajo del II Congreso Argentino de Cultura.

El coautor -con Pino Solanas- de ese clásico del cine político argentino que fue “La hora de los hornos” será uno de los disertantes en el foro que sesionará en Tucumán, entre el jueves y el domingo, con la presencia de referentes de la gestión cultural de Argentina, de Brasil y de Colombia, entre otros países latinoamericanos.


Integrante del mítico grupo “Cine liberación” y coordinador del Observatorio de Industrias Culturales que funcionó en la ciudad de Buenos Aires, durante la gestión de Aníbal Ibarra, Getino sostiene que los gobiernos que entienden que la cultura es una inversión -y no un gasto- generan beneficios por partida doble, simbólicos y económicos.

- Los ejes de este congreso parecen pasar más por la gestión cultural que por lo que la tradición entiende como bellas artes…

- Hay que advertir que el término cultura es bastante nuevo en el mundo, no tiene más de 40 o 50 años. Recién después de la Segunda Guerra Mundial, con la irrupción de múltiples culturas que estaban presentes en las naciones colonizadas de Africa, Asia y, en menor medida, América Latina, empieza a aparecer el término de cultura en un sentido más holístico, como los modos de vida de los individuos. Incluso, el término cultura recién se inscribe en las nuevas constituciones de América Latina en las últimas cuatro décadas.

- ¿Qué significa para una comunidad que esté clara la relación entre economía y cultura?

- Esto comenzó a tratarse cuando se empezó a medir si lo que un gobierno estaba derivando a lo que se llamaban las bellas artes era un gasto o una inversión. Entre la década del 50 y 60 aparecen en Europa algunos estudios destinados a medir la importancia económica de algunas actividades relacionadas con las artes, con la música, con el teatro, y entonces se advierte que, aún cuando el Estado invierte cierto dinero para determinadas actividades, buena parte vuelve. Desde entonces, empieza una serie de estudios para decir que la cultura no es un gasto sino una inversión que, además de lo que aporta al imaginario colectivo, es también una fuente de recursos económicos; dinamiza las pequeñas, grandes y medianas empresas; dinamiza el empleo, la balanza comercial y los intercambios económicos y culturales entre los pueblos.

- ¿Cómo se hace para neutralizar las asimetrías entre Buenos Aires y el resto de las provincias en materia de producción cultural?

-En lo que respecta a inversión pública en cultura, Buenos Aires tiene el 4 % del producto interno, seguida por San Luis, que tiene inversiones que superan el 2 %. Mientras que el resto no llega al 1 %. Pero no se puede desconocer que es en Buenos Aires donde se concentra el 60 % de las llamadas industrias culturales o creativas.

  

-¿De qué le ha servido a San Luis esa apuesta?

-Ese caso muestra que esas apuestas no sólo responden a lo económico, sino a la decisión de proyectar una imagen local por sobre la nacional. El haber apostado a ciertos polos de desarrollo, como el audiovisual, le ha dado a San Luis una significación nacional.

-    ¿De qué depende el éxito de las políticas culturales?

- Creo que, al margen de las políticas o de la intención de cada gobierno, experiencias como las de San Luis no son del todo conocidas porque hay una especie de ninguneo a lo que hacen las provincias. Lo más significativo es que a las políticas culturales no las manejan aún los encargados de Cultura sino los responsables de Hacienda y de Economía de cada provincia. Tengo la idea de que, a veces, los funcionarios no tienen mucha información sobre el tema de la cultura, porque la gente de la cultura tampoco se aproxima a los poderes públicos.

- La inversión entonces ¿debería ser una apuesta a industrias culturales?

- Vengo de Caracas, de un encuentro al que asistieron los responsables de Cultura de toda Sudamérica y donde se planteó medir la dimensión económica del empleo y de todo lo asociado con la cultura para ver su relación con el PBI. Crear un sistema de información cultural, que trate de conciliar indicadores comunes a todos los países de América Latina. Ello implicaría no sólo medir las industrias culturales porque lo importante de la cultura es aquello que ayude a expresar las capacidades de los individuos y de los pueblos. Hay actividades que no son industriales, como el turismo cultural, las artesanías, las fiestas religiosas y demás, que son expresiones culturales que representan mucho en ciertas economías locales. Por tanto, una política cultural local debe atender también lo específico de cada territorio.

Agenda y temas por tratar

El II Congreso Argentino de Cultura se desarrollará entre el jueves y el domingo en Tucumán . La apertura será en el teatro San Martín el mismo jueves a partir de las 15.

Participaran referentes en gestión cultural de países latinoamericanos, como Brasil y Colombia.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que no asistirá. Abrirá el foro el secretario de Cultura nacional, José Nun.

Se trataran temas relacionados con Cultura y Turismo; Cultura y sustentabilidad económica, social y ambiental; La cultura como generadora directa e indirecta de recursos económicos; Circulación y sustentabilidad de la producción cultural; Financiamiento de la Cultura; Patrimonio; El Bicentenario; Diversidad cultural; Derecho de autor y Nuevas Tecnologías de la Información.

El viernes, en el marco del Congreso, se realizará por primera vez en Tucumán “La noche de los museos”. De 19 a 24 el público podrá recorrer gratuitamente las salas de nueve museos (privados, municipales, provinciales, religiosos y de la UNT) y dos espacios culturales, que expondrán fotografías, videos, desfiles de época, discursos históricos, conciertos de jazz, folclore y electrónica.

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La cultura como motor de la economía

Editorial diario La Gaceta, Tucuman, 14-10-2008

La cultura es la expresión de la identidad de un pueblo, vinculada con sus artes, sus tradiciones, su patrimonio arquitectónico, sus comidas, su lenguaje, sus fiestas religiosas, en definitiva, con su idiosincrasia. Numerosas naciones han entendido desde hace décadas este concepto y lo han profundizado no sólo reforzando su identidad, sino también proyectándola hacia el mundo e impulsando una industria que hace un sensible aporte a la economía. A comienzos de la década de 1990, durante una visita a la Argentina, el político español Felipe González dijo que en el siglo XXI el poder lo tendrían aquellos países que apostaran al desarrollo científico y tecnológico, y a la cultura. El jueves dará comienzo en nuestra ciudad el II Congreso Argentino de Cultura. Como un preludio de lo que será su participación Octavio Getino planteó ideas interesantes que vale la pena comentar. El integrante del grupo Cine Liberación señaló que el término cultura es bastante nuevo en el mundo; no tiene más de 40 o 50 años. Luego de la Segunda Guerra Mundial, con la irrupción de múltiples culturas que estaban presentes en las naciones colonizadas de Africa, Asia y, en menor medida, América Latina, empieza a aparecer el término de cultura en un sentido más holístico, como los modos de vida de los individuos.

El cineasta indicó que entre la década del 50 y 60 aparecieron en Europa algunos estudios destinados a medir la importancia económica de algunas actividades relacionadas con las artes, con la música, con el teatro, y entonces se advirtió que aun cuando el Estado invertía cierto dinero para determinadas actividades, buena parte regresaba a las arcas. Se descubrió que la cultura no era un gasto sino una inversión porque es una fuente de recursos económicos: dinamiza las empresas; el empleo, la balanza comercial y los intercambios económicos y culturales entre los pueblos. “Lo más significativo es que a las políticas culturales no las manejan aún los encargados de Cultura sino los responsables de Hacienda y de Economía de cada provincia. Tengo la idea de que, a veces, los funcionarios no tienen mucha información sobre el tema de la cultura, porque la gente de la cultura tampoco se aproxima a los poderes públicos”, sostuvo. El funcionario puso como ejemplo a Buenos Aires, que invierte en cultura el 4 % del producto interno y a San Luis, con un índice superior el 2 %, mientras el resto no llega al 1 %. Desde hace muchos años, se afirma que cultura y educación no representan un gasto sino una inversión. La Unesco recomendó a los países destinar, por lo menos, el 1 % del presupuesto a la cultura; la Argentina le otorga al área apenas el 0,24 %. Pese a las recomendaciones y a los interminables debates -por lo general, quedan en el discurso- a los que somos afectos los argentinos, la cultura sigue sin convertirse en un motor de la sociedad y de la economía. Ello sucede tal vez porque a una buena parte de los economistas que condujeron y dirigen las finanzas del país y de las provincias, no les enseñaron en la escuela ni en las universidades el valor de la historia y de la cultura como pilares de la identidad de una nación. Los poderes públicos deben estar al servicio de los ciudadanos y no al revés. Es poco frecuente, por ejemplo, ver a los gobernantes participar en las manifestaciones culturales. Sería importante que de este congreso surgieran líneas de acción concretas, que se reflejaran en políticas de corto y de largo plazo, tendientes a hacer finalmente realidad aquello -tan escuchado, pero no aprendido- de que educación y cultura no son un gasto sino una inversión.

Editorial, La Gaceta, Tucumán, 14-10-2008

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